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Desde muy joven Max Lüscher inició el estudio de la obra de
Sigmund Freud, en particular “La interpretación de los sueños”. Más tarde se
dedicó al aprendizaje de todo lo escrito sobre fisionomía que pudo encontrar en
la Biblioteca Universitaria, desde Aristóteles a nuestros días. A los dieciséis
años (1939) elaboró un método para conocer el estado psicológico de una persona
por la contracción de los músculos faciales, desarrollando una sistemática
psicológica propia; este estudio es el origen de las primeras dos dimensiones de
su psicología regulativa: “directivo-receptivo”, y “constante-variable”.
Desde entonces, Lüscher empieza a usar conceptos y categorías lógicas y
psíquicas totalmente originales y no reductibles ni al lenguaje
psicológico-corpóreo de Freud (oral, anal, fálico o genital) ni al
psicológico-espacial de C.G. Jung (introversión-extroversión).
De 1938 a 1941 Max Lüscher estudió también la grafología de Ludwig Klages
utilizando su concepción teórica sobre la letra a fin de poder completar y
afinar su propia teoría psicológica. |
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Se dio cuenta, después de muchas tentativas fallidas, de que
encontraba la solución adecuada no formando las categorías a partir de
observaciones empíricas, sino más bien, utilizando las propias categorías
lógicas del pensamiento. De modo que nosotros, incluso sin ser conscientes,
aplicamos las categorías de nuestro pensamiento a los fenómenos, y que
tendríamos, en primer lugar que haber reconocido y comprendido las categorías
del sistema de pensamiento, para poder utilizarlas luego como un método de
investigación, desprejuiciado y fenomenológico.Durante decenios se esforzó por
encontrar, en el ámbito de la lógica de la psique, los términos mejores y los
más precisos para las categorías de su psicología regulativa; sabiendo que estos,
en contra de la habitual terminología psicoanalítica, no deberían ser en ningún
caso, ni corporales (oral, fálico...) ni espaciales (introvertido/extrovertido)),
ni temporales (arquetipos/fases). |
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En este periodo, a la edad de 16 años pudo acudir, gracias a
un permiso especial, a lecciones y seminarios de psicología y filosofía en la
Universidad de Basilea.
A la edad de 18 años, de estudiante, aprendió el test de su compatriota Hermann
Rorschach, y elaboró un método que permitía evaluar, con este mismo test, la
lógica del pensamiento. El profesor Probst, psicólogo escolástico, que enseñaba
el test de Rorschach en la universidad, le permitió ausentarse de la escuela, a
fin de poder poner por escrito este nuevo método. Al mismo tiempo, se esperaba
que Max Lüscher llevase a cabo los estudios sobre el diagnóstico de los colores
elaborado por el test de Rorschach. Este deseo determinó el destino de Max
Lüscher. Su interés principal ahora ya no era el test ni los colores sino la
comprensión de la estructura psíquica humana, e incluso, la psicología de los
colores le interesaba al principio solo en relación al test de Rorschach. Sólo
después de cinco años de intenso trabajo (de 1941 a 1946) pudo resolver los
problemas mediante el uso de la lógica y la experimentación.
A diferencia de otros, reconocía que la percepción sensorial de los colores es
objetiva y universal, pero la simpatía hacia los colores es subjetiva, y
percibió que la condición subjetiva y psicosomática puede ser evaluada
objetivamente con el test cromático.
El profesor John Stähelin, director del Departamento de psiquiatría, permitió en
1941 al estudiante Max Lüscher el acceso ilimitado a los pacientes y a sus
historias clínicas. De esta manera pudo aplicarse desde el principio, examinando
a fondo y desarrollando su diagnóstico de los colores en los pacientes y en
algunos escolares de educación especial.
Una coincidencia afortunada fue el que Karl Miescher, director general de la
Ciba, en aquel momento la mayor industria química de Basilea, estuviera
personalmente interesado en la psicología de los colores: puso a disposición de
Lüscher, durante los cinco años de la elaboración de los colores específicos del
test, un laboratorio, material y personal auxiliar. De 1941 a 1946 Lüscher
intentó encontrar entre 4.500 tonalidades de colores de diversos materiales (papel,
metal, madera, gelatina fotográfica, seda, lana) los colores que correspondieran
exactamente a su sistema psicológico.
De la edad de 22 a 24 años (1945-1947) dirige autónomamente, como estudiante
universitario, la evaluación psicodiágnostica del personal en el Instituto de
Psicología Aplicada de Basilea. Este trabajo le permitió verificar que el
diagnóstico de los colores no sólo era más simple y rápido, sino que permitía
también obtener resultados más diferenciados y sustanciales respecto a los tests
utilizados hasta entonces. |
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En el año 1947, a la edad de 23 años, M.Lüscher presentó su
diagnóstico de los colores en el Congreso mundial de psicología de Laussanne, el
primero tras la Segunda guerra mundial. Por ello, su test cromático fue
internacionalmente conocido, y su teoría fue publicada en las actas del congreso
“Le diagnostic du Caractère” ( Presse Universitaire, Paris 1949), lo que le
permitió enseñarla durante 1949 y 1950, desde el Departamento de psicología de
la Sorbona y en el Ministerio de Trabajo de Francia, Paris.
Ya de estudiante (1947) Max Lüscher fue elegido en el consejo administrativo de
la Sociedad de Filosofía.
En la lectura de su tesis doctoral (1949) los profesores de psiquiatría,
psicología y filosofía evaluaron su obra psicológica sobre el diagnóstico de los
colores con sobresaliente cum laude, declarando además que formaría parte de la
historia de la psicología. |
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En 1949 fue elegido por el Instituto antropológico suizo,
que tenia como meta el financiar durante tres años el mantenimiento de los
futuros docentes universitarios de filosofía.
En este mismo periodo y en los tres años siguientes, Max Lüscher da clases con
el aula siempre hasta los topes en la Universidad de Basilea. Al mismo tiempo,
ejercía en su consulta psicoterapéutica, utilizando sobre todo la técnica de la
interpretación de los sueños aprendida en Paris.
Gracias a la aparición en 1952 de un articulo en una revista Suiza sobre su
psicología de los colores, uno de los más grandes grupos editoriales de Alemania
le contrató como consultor en Hamburgo. Allí trabajó, entre otros, con una de
las agencias publicitarias más importantes del mundo y con las industrias
alemanas más importantes, lo que le permitió extender el diagnostico de los
colores a investigaciones estadísticas proyectadas a gran escala, según el punto
de vista demográfico y cultural. |